Texto Artista
La metáfora es tan dura y firme como la piedra misma
Durante los últimos cuatro o cinco meses he dormido bastante mal. Ha habido ocasiones en que he pasado casi toda la noche en vela o en una penumbra limítrofe y somnolienta. Es el estado de conciencia en que la imaginación y el pensamiento intercambian sus leyes y formas de desplegarse. La lógica en ese caso, más que regir el orden del discurso, certifica la verosimilitud de aquellas escenas, que rememoradas o reconstruidas durante la vigilia, aparecen deformadas y distantes de la realidad a la que estamos acostumbrados. Los dolores musculares han colaborado con este mal dormir, y en esta somnolencia, ayudan a establecer relaciones inauditas, como si se tratara de un árbol de crece hacia arriba o la precedencia del rayo al trueno No veo aún ninguna razón para oponerme a esta forma de adquirir "bienes artísticos". La desventaja que vislumbro consiste en la dificultad de hacerse cargo o de discurrir sobre los engendros que produce. En todo caso, todos ellos tienen el carácter de bocetos, de obras abiertas y meramente tentativas. A pesar de este trasfondo productivo, el momento de ejecución siempre llega al "medio día", hora en la que sólo están disponibles las cosas visibles que rebuscamos o que tenemos en la mano. (Texto manuscrito del artista sobre copia impresa: Estas nunca flotan ingrávidas, no son incandescentes, no fluyen ... soporte). Me parece además, que la aceptación de este "sistema", como investigación informal de los meandros de la subjetividad, no forma parte de los tópicos graves de la vida y tiene. la ventaja, a pesar de su prestigio, de reportar objetos tan precisos como cualesquiera otros. Permite, adicionalmente, el abandono al ocio y al placer de la traducción instantánea -que para estos efectos, no es otra cosa que fundamentar castillos en el aire- durante todas las horas del día que no empleamos en trabajos remunerados. Gonzalo Díaz, catálogo exposición Civitas Dei, 2001.
"El lugar que muestra mi foto no tiene mucha connotación. No es demasiado pobre, pero tampoco es lujoso, institucional, histórico o monumental. Es un poco la nada, como toda la ciudad. Y sobre esa especie de no lugar señalo las jerarquías celestiales, un discurso que tienen mucha tradición y que apela a una grandiosidad absoluta. De esto uno podría entender que en e culquier lugar, por muy nada que sea, se puede encontrar la grandiosidad más espectacular."
Gonzalo Díaz en "La ciudad tiene tres caras", Diario Las Últimas Noticias, 14 de mayo de 2001.