Texto Artista
(...) Con este ánimo de distancia y considerando que el presente proyecto implica y contiene una gran carga referencial y contextual, que allega al ámbito productivo de las obras una enorme cantidad de información histórica relevante para la comprensión del modo en que en Chile se han constituido las relaciones entre el Estado y la sociedad y las verdaderas motivaciones de la oligarquía nacional que han marcado tan trágicamente la historia del movimiento obrero, referencias que no manejo con la suficiente erudición y soltura como para olvidarlas y diluirlas en las operaciones y procedimientos artísticos, es que he optado, en esta ocasión, por convocar y remitirme a alguna imagen que tuviera alguna posibilidad de sintetizar y “estar en relación de escala” con la enorme implicancia de estos hechos y con la dimensión histórica del lugar —la Oficina Salitrera de Humberstone— que delimita y soporta este proyecto exhibitivo. Esta imagen la he objetualizado mediante el tópico nacional del embanderado dieciochero, en este caso, del campamento vacante de Humberstone. Se instalarán en un sector lo más extenso posible —a lo largo y ancho de cuatro o cinco calles de este pequeño pueblo construido bajo la estructura del “panorama”— tiras de banderitas que a modo de ramadas produzcan en esas calles un pasaje más alegre y protegido. La imagen vislumbra el contraste entre las fachadas más bien sordas de las casas y el movimiento constante y colorido de la multitud de emblemas tricolores. Sólo que el tricolor —blanco, azul y rojo— conforma, en un desvío geométrico de su estructura, la bandera de la patria abandonada, de James Thomas Humberstone. (Gonzalo Díaz, 2007. Carta dirigida a Arturo Duclos, curador de la Bienal Arte en el Desierto)