Los grabados digitales fueron diseñados por Gonzalo Díaz en su casa, donde trabajaba con Antonia Sabatini, quien en ese entonces era la encargada de la galería D21 y además es diseñadora. Antonia le ayudó a Gonzalo en el proceso de hacer los originales de los grabados, los cuales eran grabados en un disco y llevado a la casa de José Bodet, especialista en impresión de obras, que vivía en Santa Lucía. Imprimía las obras durante la noche y se demoraba tres horas en cada obra. Gonzalo reconoce que la calidad con la que fue hecho este trabajo es inmejorable, impresionante.
Se imprimió una cantidad importante de obras, en papel francés de algodón de 250 gr., pero no todas fueron expuestas, selección que estuvo condicionada por el espacio de montaje de la galería.
Para asegurar el resultado final, Bodet le entregó a Díaz un pantón con todos los colores posibles para impresión con un número con el cual se definieron los colores exactos de impresión. Gonzalo aplicaba los colores de manera numérica.
Se declaró que cada edición tenía seis copias.
(Gonzalo Díaz, entrevista 4 de abril de 2024)
Gonzalo Díaz relata: De la serie de grabados digitales que forman parte de la muestra índice, realizada en 2010 en Galería D21, cuatro de ellos conforman la sub serie titulada “Serie de Heráclito”; estos cuatro grabados, además de mostrar una estructura similar de armado gráfico y tratamiento fotomecánico, realizado mediante la concurrencia por yuxtaposición o superposición de un documento principal y otro secundario en cada grabado, están todos ellos cruzados por un texto breve escrito en alfabeto griego, “calado” en la imagen. Estos cuatro textos corresponden a cuatro fragmentos de Heráclito que se identifican a continuación: La dimensión temática de estas cuatro obras es por un lado la cuestión hermenéutica del desciframiento, la interpretación y la traducción; y por otro, los efectos dramáticos del Golpe de Estado cívico militar en Chile, en 1973. Se descifra un signo para caer en otro enigma que requiere, a su vez, ser interpretado o desenclavado. Desde el punto de vista formal, las obras pretenden hacer equivalentes ambas dimensiones temáticas como una manera propiamente artística de solventar la sumisión de la acción artística a la ilustración de discursos históricos o políticos. Las cuatro imágenes fotográficas principales en blanco y negro (documento principal) de esta serie se refieren a efectos directos y dramáticos del Golpe de Estado cívico militar de 1973: bombardeo del palacio de La Moneda, cadáveres de ajusticiados desechados en el río Mapocho, hornos de cal de Lonquén. Todas estas imágenes fueron tratadas con los mismos parámetros de fotomecánica, la misma lineatura baja para aumentar su visibilidad y su índice de asentamiento en el papel; el mismo nivel de enfriamiento del blanco y negro mediante una capa extra de cyan, siendo todas intervenidas con una “mancha expresionista” transparente, que se deja ver más o menos según las condiciones del claroscuro de cada fotografía. Para las obras El Estiércol de Heráclito y El Campo de Heráclito, se emplearon como imagen de referencia o suspensión de sentido (documento secundario) dos etiquetas populares chilenas: la cordillera de Los andes de la caja de fósforos y el campesino arando con una yunta de caballos de una etiqueta de pan.
Aproximadamente 10 años después de haber realizado estas obras, Pedro Montes, dueño de Galería D21, le encarga a Nelson Plaza, en el taller Ars Lucis, una edición de 6 copias y 3 pruebas de artistas de una subserie de la Serie de Heráclito en serigrafia. Cada copia mide 77 x 111 cm y no han sido expuestas. Gonzalo Díaz recibió parte de las copias y algunas pruebas de artista, de las cuales todavía conserva algunas.