Biografía de la obra
La obra recoge el texto de Novalis, publicado en 1798, al cual Díaz llegó a través de conversaciones y textos intercambiados con el filósofo chileno Pablo Oyarzún, quien, años más tarde, escribe un texto sobre la obra de Díaz donde señala lo siguiente: "En Al calor del pensamiento, Gonzalo Díaz pone la frase de Novalis en escena —lo ha hecho en otra ocasión y en otra forma— como una suerte de cifra. Más de alguien podría creer que es una cifra en que se concentra la reflexión del arte —de la obra— sobre sí misma: un resabio del romanticismo, como experiencia intensiva de la reflexión infinita. Al fin y al cabo, lo que dice la frase pareciera ser la pasión de la obra y del arte y la certificación de su inevitable, final fracaso. El conato artístico idealmente apunta a eso, ¿verdad? A gestar su obra bajo tales condiciones, en tal tiempo, en tal lugar, pero como la única obra posible. Y, sin embargo, es eso precisamente lo que jamás se logra, y el malogro no sólo estimula, sino que impone el reiterativo intento, la búsqueda pertinaz. Sería la diferencia entre la Obra y las obras, entre la Cosa y las cosas. Quizá si hasta la apertura que le es propia a la obra, la multiplicidad indecisa e indecidible de lecturas que induce, esa especie de opacidad que acompaña como sombra inseparable a su brillo, y que a la vez nos incita, nos fascina y —definitivamente— nos deja en suspenso, no sea sino consecuencia de este forzoso revés". (Oyarzún, 2009) Para Díaz la obra buscaba dar cuenta que "las ideas suenan. Se perciben con el oído y no con la cabeza" (Entrevista G. Díaz, 2024). De acuerdo a esto, el artista decide acompañar la frase de Novalis con un modelo a escala para estudio del oído humano, el cual se exhibe por única vez en la primera exposición donde se muestra esta obra en Muro Sur. Al momento de la adquisición de esta obra por la Colección Daros, el curador y el artista acuerdan eliminar el modelo de la obra, por lo que nunca más se vuelve a exhibir en su forma original.
Las placas de cerámica que soportan el texto, realizado a través de resistencias eléctricas que se calentaban hasta la incandecencia, fueron realizadas por la ceramista chilena Lise Moller, ya que la complejidad de la factura no hizo posible que las hicieran en el taller de cerámica de la Escuela de Artes de la Universidad de Chile. La persona que realizó la resistencia recomendó que la misma tuviera la menor cantidad de cortes posible, lo que condicionó el diseño tipodráfico del texto, generando continuos en varias de las letras. La placa cerámica tenía unos orificios que coincidían con ciertas partes de las letras por donde pasaban hacia atrás las resistencias, las cuales estaban instaladas en los surcos de las palabras realizadas en bajo relieve en la placa cerámica. La estructura metálica que soporta la pieza cerámica la realizó con una empresa que fabricaba muebles para clínicas y hospitales. Esta estructura terminó siendo sobredimensionada para lo que finalmente se necesitaba Debido al tamaño de la obra, el calor que emitía y alto voltaje que consumía, obligó a instalarla en un subterráneo del edificio donde se emplazaba la galería y a realizar una conexión eléctrica especial. La obra se activaba y apagaba a través de un dispositivo que se llama "contactor magnético", el cual apagaba la resistencia cuando llegaba a su punto de incandecencia máximo. Era como un pulso y además sonaba fuerte, como un chasquido metálico. La idea de Díaz era poder observar un pensamiento, poder mirarlo con los ojos. Y cuando el espectador se relacionaba con la obra, acercándose y observándola, era lo mismo que estar "al calor del pensamiento". Al momento de realizar la obra, Díaz decidió confeccionar una versión en español, a pesar de considerar fundamental el idioma alemán para generar el acercamiento al pensamiento de Novalis. Esta versión nunca se ha exhibido publicamente. Actualmente pertenece a la colección de Il Posto. La traducción del texto de “Polen” de Novalis (Friederich von Ahndemberg) es: Buscamos por doquier lo incondicionado y encontramos siempre sólo cosas.
La frase en alemán de Novalis también dará forma, algunos años después a la obra "Tratado del entendimiento humano" la cual se presentó en el MAC del Parque Forestal en el año 2001.