Biografía de la obra
En esta obra Gonzalo Díaz utiliza el mismo fragmento obtenido del texto Polen de Novalis que utilizó en la obra Al Calor del Pensamiento, pero en este caso, creando estas letras que tienen estructura de jardinera, y que requerían de un mantenimiento, por lo que tenía que ir un jardinero diariamente a regar, cortar el pasto o reemplazar el pasto seco, ya que tampoco las condiciones de luz eran las óptimas. "Por eso que en la parte de atrás del museo, que es donde se inicia la obra, que recibía muy poca luz, me recomendaron esa luz de sodio, que yo he usado en otras obras, por eso que se ve como amarilla esa parte.
Yo necesitaba que el texto estuviera levitando y fuera vivo, una tipografía viva. Podría haber sido con flores, pero necesitaba una flor muy chiquitita y no me pude conseguir en ese momento, en esa temporada. Tendrían que haber sido todas del mismo color y en ningún jardín me podían conseguir tantas flores como para eso. El pasto me pareció mucho más conceptual, mínimal, más adecuado a la superficie tipográfica. Entonces esas eran las dos condiciones, así como en Al Calor del Pensamiento era incandescencia, que se encendía y se apaga, y tenía esta respiración, era como que la obra respiraba al encenderse y apagarse, aquí era una tipografía viva que era sostenida por estas tortugas que aparecían como llevándose el texto afuera del museo. Las tortugas me las fundió Luis Montes a partir de una tortuga verdadera que usamos como modelo, le hicieron el molde a la misma tortuga.
Esta obra es del MAC, desde donde se han robado dos docenas de tortugas.
Las letras están hechas en zinc y tienen un doble fondo. Tienen unos cordeles que funcionan como chupadores de agua. Es como un riego automático. Tiene unas cañerías, que es un respiradero del agua, un tubito azul. Ddespués se ponía tierra y pasto en alfombra que se recortaba a la forma.
Fui a hablar con un tipo de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Chile para que me dijera cuál era el tamaño más chico de letra de pasto que se podía hacer. El tipo me dio ese ancho, que es el ancho del trazo de la letra, que no me acuerdo si eran 20 cm. Y de acuerdo a ese ancho, la letra más chica que se podía hacer era de un metro. Estas letras están dibujadas por mí. Es una tipografía especial para esta obra.
Me preguntaron por qué la obra era tan grande y tuve que explicar empezando, que la obra era del tamaño exacto de la frase de Novalis. Con una cantidad de letras y en alemán, que también fue una decisión porque nadie iba a entender. La gente que sabe alemán en Chile es muy poca, pero no es una obra para ser leída si no que uno se informa en otra parte lo que está viendo y lo puede recorrer si quiere. Y en el caso del hall del MAC estaba la ventaja, que no se da en cualquier parte, que se podía ver desde altura. Pero en verdad no importaba si uno estaba en el mismo piso de la obra, era muy difícil leerla. Pero habían estos textos de muro donde uno podía leer el texto entero, salía la traducción (realizada por Pablo Oyarzún). Salía el por qué lo prefería en alemán, porque era un pensamiento tan rotundo, tan compacto y tan veloz, y tan sintético y global, tan feroz, que había que recorrerlo en ese idioma, en el idioma en que había sido pensado. Y de hecho en alemán hay un juego de palabras: buscamos por doquier lo incondicionado (unbedingte) y encontramos siempre solo cosas (Dinge). Entonces los alemanes piensan la palabra incondicionado como incosificado, porque dingte es la misma raíz de dinge. Entonces en castellano eso no se da".
(¿cómo se hicieron las tortugas) Yo llevé a la tortuga al taller de fundición que queda en el paradero 40 de Santa Rosa, el taller de Luis Montes es una parcela, y la tortuga se arrancó y se perdió. La cosa es que la cambiaron e hicieron unmolde, un modelo de greda, pero la concha usaron la concha que queda totalmente rígida y perfecta. De hecho le sacaron molde con cera perdida. Entonces la tortuga tenía dos partes, una era el chasis como quien dice del animal, con las cuatro patas, la cabeza y la colita y otra pieza era la concha. Después se ensamblaba y se le pegaba un punto de soldadura. Un trabajo muy lindo porque eran doscientas y algo tortugas y entonces tenían que fundirlas por tiradas, así dos docenas y la técnica es muy impresionante, porque las primeras tortugas salían como de 1,5 kg., no me acuerdo bien, de bronce y las últimas las lograron hacer con la mitad de bronce con 800 gr., que era una fundición mucho más refinada. Y después se pulían. Cuando yo mostré la obra eran de oro, eran realmente de oro. las tortugas eran preciosas, brillaban como oro y tenían color de oro.
El asunto de las tortugas tiene mucha referencia en la historia del arte y en la arquitectura y seguramente actúe en mi inconsciente el hecho de haberme sorprendido de ver en Roma los obeliscos egipcios, el que está en San Pedro desde luego y los que están en París también. Están todos parados sobre tortugas. Entonces le queda un aire abajo. Esa tremenda mole de piedra, porque los obeliscos son de una sola pieza y pesan 500 o 600 toneladas y estaban sostenidos por tortugas de bronce. Hay muchas imágenes simbólicas sostenidas por tortugas. Es un tópico clásico. Entonces se veía el texto, a pesar de que estaba completamente fijo, inmóvil, sobre este ejercito de tortuguitas brillantes, las letras eran totalmente distintas, el metal era opaco, la superficie del pasto es totalmente distinta a la del metal gris y al oro del bronce y al piso, producía como que el texto se movía. Además las tortugas estaban en una actitud, en una posición de moverse. Y todas las tortugas estaban dirigidas hacia el mismo lado, todas tienen la cabeza hacia la puerta del museo. Entonces esta cuestión de hacer levitar las letras, de que las letras, esta tipografía con vida no estuviera tocando el piso, esta tipografía vivificante, con el pasto siempre regado, eran parte de la propuesta".
Gonzalo Díaz, entrevista, 25 de enero de 2024.