Biografía de la obra
Es una variante de los dos grandes dípticos que yo mandé a Chile Vive. Los hizo después, sin saber que los otros se habían perdido.
"Recuerdo esto de pitarrajear la klenzo". Los que fueron a Madrid estaban tal cual las etiquetas. En este caso "están encochinados".
Todo lo que se pueda decir de la serie marcación del Territorio se puede decir de este cuadro.
Los textos son iguales a los de Madrid, que diseñó Gonzalo. Él tenía las plantillas hechas.
Lo extraordinario de este cuadro es que está la cabeza dada vuelta y este paisaje marino, luminoso, pintado en un momento (1987) en que Gonzalo no sabía sobre los cuerpos que los militares habían echado al mar. Luego Gonzalo supo que habían personas que conocían de estas historias. A pesar de esto hay una carga simbólica en la representación del mar, las cruces negras y la cabeza dada vuelta. Eso se supo un poco más tarde.
Gonzalo comenta que no alcanzó a realizar el otro tríptico con el mozo, por motivos económicos principalmente.
Aparece la línea del horizonte, estructura muy importante para Gonzalo. Es una estructura teológica porque junta el cielo con la tierra. Él lo hacía en sus pinturas. También las líneas de punto de fuga, que responden a la observación natural de una persona. Diferente a lo que luego trabaja con las fotografías aerogramétricas, donde la línea de horizonte sale del cuadro de representación.
La unión de las dos telas deja la imagen fragmentada.