Hay Aquí Un Cuerpo Que Sucumbe
GD-O-0254_HAY AQUÍ UN CUERPO QUE SUCUMBE, 1987
GD-O-0254

Hay Aquí Un Cuerpo Que Sucumbe

GD-O-0254

Año de producción
1987
Tipo de obra
Técnica / Material
Latex y óleo sobre tela y madera
Dimensiones
270 x 469 cm
Propiedad

Descripción visual
Son tres telas (tríptico). Son dos telas donde está el paisaje marino y la tercera aparece la figura de la Klenzo.
Textos en la obra
HAY AQUÍ UN CUERPO QUE SUCUMBE
Contexto Histórico
Esta obra es realizada probablemente al mismo tiempo que estaba realizando los dos trípticos enviados a España. En este caso es una obra un poco más pequeña, que continúa con el interés de trabajar la representación de la Klenzo, pero en una versión distinta: con delantal sucio y cuerpo camuflado.
Gonzalo Díaz reflexiona sobre los símbolos que aparecen sobre la representación marina, los cuales aparecen sin que él supiera en ese momento sobre los cuerpos que los militares habían arrojado al mar, hecho que conocería un tiempo después.
Biografía de la obra
Es una variante de los dos grandes dípticos que yo mandé a Chile Vive. Los hizo después, sin saber que los otros se habían perdido.
"Recuerdo esto de pitarrajear la klenzo". Los que fueron a Madrid estaban tal cual las etiquetas. En este caso "están encochinados".
Todo lo que se pueda decir de la serie marcación del Territorio se puede decir de este cuadro.
Los textos son iguales a los de Madrid, que diseñó Gonzalo. Él tenía las plantillas hechas.
Lo extraordinario de este cuadro es que está la cabeza dada vuelta y este paisaje marino, luminoso, pintado en un momento (1987) en que Gonzalo no sabía sobre los cuerpos que los militares habían echado al mar. Luego Gonzalo supo que habían personas que conocían de estas historias. A pesar de esto hay una carga simbólica en la representación del mar, las cruces negras y la cabeza dada vuelta. Eso se supo un poco más tarde.
Gonzalo comenta que no alcanzó a realizar el otro tríptico con el mozo, por motivos económicos principalmente.
Aparece la línea del horizonte, estructura muy importante para Gonzalo. Es una estructura teológica porque junta el cielo con la tierra. Él lo hacía en sus pinturas. También las líneas de punto de fuga, que responden a la observación natural de una persona. Diferente a lo que luego trabaja con las fotografías aerogramétricas, donde la línea de horizonte sale del cuadro de representación.
La unión de las dos telas deja la imagen fragmentada.