• Ngen-Füta-Winkul
    GD-O-0217_1_Ngen-Füta-Winkul
Ngen-Füta-Winkul
Ngen-Füta-Winkul
Ngen-Füta-Winkul
Ngen-Füta-Winkul
Ngen-Füta-Winkul
Ngen-Füta-Winkul
Ngen-Füta-Winkul
Ngen-Füta-Winkul
GD-O-0217

Ngen-Füta-Winkul

GD-O-0217
Lenguaje artístico, texto en movimiento, Lenguaje artístico, objetualidad

Año de producción
2012
Tipo de obra
Técnica / Material
Cajas acrílicas, agua, piedras volcánicas, letras en tubos de vidrio relleno de gas argón, motor y bombas
Dimensiones
2,25 x 15 mt
Propiedad

Descripción visual
Instalación formada por nueve cajas acrílicas llenas de agua en las que flotan un total de cincuenta letras y dobles letras mayúsculas realizadas en tubo de vidrio inyectado con gas argón sostenidas, cada una, mediante una estructura acrílica fijada a cada piedra. La obra presenta un sistema de motor y bomba que genera el movimiento contante del agua y de las piedras.
Textos en la obra
L O Ng K Ü Y M A Y
R Ü Ng I N A W E L
Ch O Th W E N K O
H U A L I K E
P U Y E W E
P U K U R A
Ll A I M A
W E K E N
L A N N
Contexto Histórico
Gonzalo Díaz fue invitado por la organización de la Bienal de Busan, en Corea del Sur, institución que financió la producción de la obra y la asistencia del artista para supervisar el montaje.
El título de la bienal fue The garden of learning y la dirección artística estuvo a cargo de Roger M. Buergel, quien contó con el apoyo de la curadora Ruth Noack. La propuesta de Brugel consideró la creación anticipada de un "consejo de aprendizaje", formado por cincuenta residentes de la ciudad de Busan, con quienes se discutieron los temas y las etapas de la bienal. De este trabajo colaborativo se desprende el nombre de la bienal.

Suzhou Documents es una exposición de gran envergadura, que tuvo lugar, por primera vez en la ciudad de Sozhou, a 80 kilómetros de Shanghai, específicamente en el Museo de Arte de Suzhou y en el Parque Industrial Suzhou. Ese mismo año se crea la Fundación Biennal.
La instancia fue curada por Zhang Qing y Roger Buergel y convocó a más de cuarenta artistas e investigadores.

En China no hubo presupuesto para realizar la repisa como se hizo originalmente en Corea del Sur, por lo que la solución para desplegar la obra en el espacio de la sala fue ubicarla directamente sobre el suelo. El piso de la sala estaba hecho con baldosas de greda, hechas con una técnica milenaria donde amasan la arcilla con los pies y luego se quema y finalmente queda como un espejo. "Barro transformado en espejo y tenía ese brillo como agua. Entonces encuentro que también quedó muy linda en el espacio esa obra. (...) Como no se pudo hacer la repisa y me ofrecieron esta sala, la única condición que yo puse fue que no hubieran más obras en la sala y que quedara puesta en diagonal. Quedó muy bien puesta. La Camila fue a montar (Camila Moya, ayudante de Gonzalo). Parecían pequeñas naves las cajitas".
Gonzalo Díaz, entrevista 28 de mayo de 2024.
Biografía de la obra
"Esta obra está formada por nueve cajas con piedras volcánicas flotantes, cada una con una letra, las que forman los nombres de nueve volcanes de la cordillera del sur de Chile. Las piedras eran negras y generaban una contradicción porque a pesar de ser piedras, éstas flotaban en el agua por su condición volcánica.
Las nueve piedras tenían un vástago que sostenía las nueve letras que formaba el nombre del volcán en mapudungún. El conjunto de las cajas se asimilaban a la orografía de la cordillera de Los Andes, como la caja de fósforos Y además en todas las cajas había un motorcito de dos bombitas que hacían que el agua estuviera siempre moviéndose y que hacía que las piedras se movieran y las letras se movieran. Y todo eso estaba conectado hacia arriba con un enjambre de hilitos de cobre que subían arriba hacia un dispositivo acrílico con hoyitos que tomaban los cables y conectaban hacia arriba para que no se produjera cortocircuito con el agua".
"(...) Tuvieron que hacer un muro especial para la obra para que fuera capaz de sostener esa repisa que tenía que sorportar, más o menos, una tonelada de agua".
Gonzalo Díaz, entrevista 28 de mayo de 2024. 

El título de la obra significa “Espíritu dueño del Cerro Grande”, haciendo alusión a los volcanes representados por medio de sus nombres en mapudungun. Gonzalo Díaz se asesoró para la escritura en mapudungun con el profesor de la Universidad de Chile, José Ñancucheo, quien se inclinó por utilizar el grafemario Raguileo.